La ópera «Candinho» (Ripper), en el Theatro São Pedro, juega con los orígenes poéticos de Portinari

Candinho, obra de João Guilherme Ripper, recrea situaciones y sonoridades ligadas a la familia, la escuela, la iglesia, los juegos infantiles y los primeros amores de Cándido Portinari, y tiene como punto culminante el descubrimiento del dibujo como forma de expresión del joven Cândido. Con dirección musical de Priscila Bomfim y dirección escénica de Ana Vanessa, las funciones se realizarán los días 16, 17, 18 y 19 de octubre.
Inspirada en los recuerdos de infancia de Cándido Portinari (1903–1962) en Brodowski, la ópera Candinho fue compuesta por João Guilherme Ripper, quien también firma el libreto, a partir de los cuadernos de memorias que le mostró el hijo del pintor, el matemático, profesor y escritor João Cândido Portinari. En el Theatro São Pedro, espacio cultural de la Secretaría de Cultura, Economía e Industrias Creativas del Estado de São Paulo, gestionado por Santa Marcelina Cultura, la obra se estrenará el 16 de octubre (jueves), a las 20:00 horas, con funciones los días 17, 18 y 19 de octubre. Los boletos tienen un valor de R$ 31 (media entrada) a R$ 102 (entrada general).
Las presentaciones forman parte de la temporada de la Academia de Ópera y de la Orquesta Joven del Theatro São Pedro, con la participación del Coro Juvenil Novos Tons. La dirección musical está a cargo de Priscila Bomfim y la dirección escénica de Ana Vanessa. Estructurada en un solo acto dividido en diez escenas breves, la ópera muestra los primeros pasos de un niño que, a comienzos del siglo XX, vivía en un pequeño poblado “con tres calles y rodeado de cafetales”, como describe João Cândido la ciudad natal de su padre.
Dominada por la presencia de niños que interactúan con algunos pocos adultos —el libreto prevé una participación fundamental del coro infantil—, la narrativa recrea situaciones y sonoridades ligadas a la familia, la escuela, la iglesia, los juegos infantiles y los primeros amores, y culmina con el descubrimiento del dibujo como forma de expresión del joven Cândido.
Algunas de las pinturas de Portinari inspiradas directamente en su infancia rural —Circo (1932), Lavrador de Café (1934), Espantalho (1940), Jogos infantis (1944), Menino de Brodósqui (1951) y Meninos soltando pipas (1952)— conectan los escenarios de Candinho con la concepción teatral y musical de Ripper. Presentadas por un narrador —el Cándido Portinari adulto—, las escenas incluyen a los personajes del joven Candinho, sus padres Batista y Domênica, Gôndola, Padre Josué, las niñas Maria José y Branca, el Labrador y el Payaso Beringela.
Ripper busca responder al profundo misterio de la encarnación artística de un creador excepcional: ¿cómo el pequeño Candinho, un niño de provincia como tantos otros, llegó a convertirse en Portinari, el gran pintor? En las raíces de este drama —disfrazado de inocencia infantil— se encuentra el núcleo de la propuesta del autor. La orquestación mantiene de manera constante la evocación de una banda nostálgica, con un uso eficaz de una formación reducida de instrumentos de viento, donde las maderas cobran vida en comentarios polifónicos.
En medio de juegos, travesuras y diversiones surge, sin embargo, una fractura: Candinho se pierde la única función del circo que llega a Brodowski. De esa carencia, aparentemente trivial, nace en él la urgencia de expresarse mediante el dibujo imaginativo, su modo de conectar con las raíces de la vida humana, la naturaleza y la sociedad.