El barbero de Sevilla está considerada una obra maestra del género bufo, cuyos rasgos característicos son la comicidad y la ironía.

Como un triunfo del amor sobre intereses mezquinos, la trama de El barbero de Sevilla cuenta los enredos que una pareja de enamorados, el Conde de Almaviva y Rosina, deben superar para evitar que Don Bartolo se quede con la dote de la joven. El barbero de la ciudad, el insuperable Fígaro, consigue engañar a Bartolo y unir a la pareja.

“El barbero de Sevilla es una ópera llena de humor, romance y personajes inolvidables, una historia que nos recuerda que el amor verdadero siempre encuentra la manera de vencer los obstáculos», expresa la Fundación Lírica Mediterránea, que este fin de semana sube a escena con la ópera de Rossini.

Las funciones son el sábado 16 y domingo 17 de marzo, a las 20:00 horas, con dirección musical de Juan Manuel Brarda y dirección escénica de Patricia González.

El diseño de escenografía es de Rafael Reyeros, diseño de vestuario, Carolina Arce, diseño de luces, Nicolás Ghitti, maestra repertorista, Irene Amerio.

Autor de 39 óperas, Gioacchino Rossini nació en 1792 en Italia. En 1829, cuando contaba 37 años de edad, se retiró de la lírica con su última partitura para escena, Guillermo Tell.

Su ópera El barbero de Sevilla ve la luz en 1816 con opiniones dispares. Sin embargo, alcanzará el reinado de la ópera cómica universal.

«Rossini es un artista increíble», afirma un especialista, el maestro Alberto Zedda, «porque la apariencia es tan simple, los vocablos son tan sencillos… Como un niño que te dice cosas enormes. Tiene un primer nivel placentero, porque sus melodías son muy pobres, cortitas. Pero, en cambio, tiene un ritmo melódico, creativo. Es pulsación vital, energía pura», agrega.

«Este genio que eclipsó a tantos grandes de su época y fue tan famoso como Napoleón Bonaparte, tuvo la necesaria formación técnica como para adueñarse del espíritu tanto de la ópera seria como de la bufa italianas», asegura la musicóloga argentina, Pola Suárez Urtubey.