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El Liceu inaugura el 2023 con una nueva coproducción de «Tosca»

Coproducción de Tosca en el Liceu

El Gran Teatre del Liceu estrena el próximo 4 de enero el nuevo año con Tosca de Puccini. Esta vez, vuelve bajo la visión del reconocido director Rafael R. Villalobos, en una nueva coproducción estrenada en La Monnaie y coproducida con el Liceu, entre otras. La producción de Villalobos pone de relieve el miedo a Dios como herramienta de dominación política y de manipulación social en un drama donde la música subraya la psicología de los personajes. Entre las y los cantantes que subirán a escena se encuentran Maria Agresta, Sondra Radvanovsky, Michael Fabiano, Vittorio Grigolo y Željko Lučić, entre otros.

 

El Gran Teatre del Liceu comienza en el año 2023 con una nueva producción de Tosca de Puccini. Una de las óperas más representadas en el Teatre de la Rambla regresa bajo la dirección escénica de Rafael R. Villalobos y con un extenso reparto de lujo que incluye los nombres de Maria Agresta, Sondra Radvanovsky, Michael Fabiano, Vittorio Grigolo y Željko Lučić, entre otros. Se podrá ver en la Sala Grande del Liceu del 4 al 21 de enero además de contar con una función Under35 el próximo 5 de enero, destinada a los jóvenes menores de 35 años, que podrán conseguir la entrada a un precio de 20 euros.

 

La producción

 

La historia original de Tosca transcurre en Roma en 1800, donde Cavaradossi es un liberal –por tanto, partidario de la Revolución Francesa y de Napoleón Bonaparte–, mientras que Scarpia es el jefe de la policía del Vaticano, un agente político al servicio del régimen absolutista del Papa. En la producción de Villalobos, ambas posturas ideológicas se trasladan al presente, en el que Cavaradossi es un defensor de la emancipación individual y de los derechos humanos, y Scarpia un cómplice de la intolerancia que representa la tentación fascista. Para reforzar este simbolismo, Villalobos ha decidido acompañar la acción con personajes, obras de arte y situaciones que refuerzan la tesis de que el poder tiene miedo al arte.

 

Villalobos se sirve de dos nombres principales: el director de cine y escritor Pier Paolo Pasolini –asesinado en 1975, y que fue amenazado en vida por las facciones fascistas que sobrevivieron en Italia tras el fin de la Segunda Guerra Mundial– y el pintor barroco Caravaggio. A lo largo de toda la obra, la lectura que desprende la producción se convierte en transparente: Tosca es, sin duda, una víctima de las estructuras del poder, pero Cavaradossi no es una víctima menor, ya que ambos encarnan las virtudes revolucionarias del arte y el amor.

 

Foto: Karl Forster.

 

Además de los dos amantes, cabe mencionar la tercera figura principal de la ópera, Scarpia. Villalobos traza un perfil del jefe de la policía del Vaticano y potencia los vicios más bajos, particularmente la lujuria.

 

Muchas de las escenas están inspiradas en películas de Pasolini, como es el caso de la aparición del Palazzo Farnese, sede del poder policial en Roma; también se representa Los 120 días de Sodoma, una versión libre de la novela del marqués de Sade en la que el director hacía un retrato cruel del poder de Mussolini. El escenario se transforma en la resaca de una orgía, en la que la decoración en el escenario consiste en retratos de jóvenes desnudos. Los cuadros desempeñan un papel central en esta producción: inspirados en algunas de las obras más famosas de Caravaggio, han sido creados por el prestigioso artista Santiago Ydáñez, galardonado con el premio de pintura BMW 2018.

 

El reparto

 

Tosca es una de las óperas más conocida y representada de la historia, lo que hace que con el paso de tiempo, el repertorio se afiance al imaginario colectivo. Hoy en día, pues, es una de las obras más exigentes musicalmente, al menos para las tres voces principales, a las que se reclama no sólo oficio y técnica, sino una inmensa verosimilitud dramática y la responsabilidad de estar a la altura de la trama.

 

En este aspecto, el elenco preparado para los roles de Tosca, Cavaradossi y Scarpia recaen en cantantes con experiencia, fiabilidad actoral y una técnica superlativa. Para Floria Tosca habrá hasta cuatro sopranos dramáticas con una larga y sólida trayectoria: la italiana Maria Agresta cantará en siete funciones –incluido el estreno–, Emily Magee lo hará cuatro días y la diva norteamericana Sondra Radvanovsky ofrecerá otras dos, el 17 y el 20 de enero.

 

Por último, Monica Zanettin asumirá al personaje en una única función, la del 12 de enero. A su lado habrá tres grandes Cavaradossi –los tenores spinto Michael Fabiano, Vittorio Grigolo y Antonio Corianò, dotados de un bello timbre de voz y con una potencia pulmonar rotunda– y dos Scarpia con voces fuertes e intimidadoras, que son las del barítono serbio Željko Lučić y la de su colega georgiano George Gagnidze.

 

Este sólido reparto tendrá el acompañamiento fiel de un equipo de grandes voces en los papeles secundarios –Felipe Bou como Angelotti, Moisés Marín como Spoletta, Manel Esteve como Sciarrone–, que aportarán toda la consistencia narrativa que les exige el libreto y también equilibrio musical en unas representaciones en las que otra gran protagonista será la orquesta. La partitura de Tosca es de una armonía tensa y compleja que dirigirá el maestro húngaro Henrik Nánási, un habitual en los principales teatros de ópera del circuito internacional y que ha dirigido a las mejores orquestas del mundo. Ahora es el turno de comandar la Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu: una batuta experimentada para acabar de cerrar el equipo que hará que esta nueva Tosca sea inolvidable.

 

Foto: Karl Forster.

 

Momentos musicales

 

Acto II, Tosca

«Vissi d’arte, vissi d’amore»

Tosca se ve atrapada en un conflicto político que le aleja del amor de Cavaradossi, a quien la policía vaticana está torturando salvajemente. Scarpia, que la desea con lujuria, ha conseguido estrechar su cerco sobre Tosca y en un momento de debilidad ella suplica clemencia: en su aria más popular, y una de las más perfectas escritas por Puccini, se identifica con el arte y el amor y pide que los horrores que le rodean se detengan. El aria no sólo exige un gran control expresivo de la voz para que vibre hasta el último suspiro, sino una interpretación dramática que desnude emocionalmente a la soprano.

 

Acto III, Cavaradossi

«E lucevan le stelle…»

Cavaradossi está preso en una celda del Castel Sant’Angelo y espera de madrugada la hora de su ejecución. Sabe que lo ha perdido todo: el amor de Tosca, su esperanza de libertad y, por supuesto, la vida. En ese instante último, observa el cielo y se lamenta de su mala suerte. Cavaradossi tiene dos arias en la ópera –la primera, en el primer acto, es Recondita armonia–, pero es la segunda la que da una imagen completa del personaje, que ha pasado del amor a la derrota. El tenor debe ser expresivo y delicado en todas las frases, y vencer las dificultades del registro agudo que alcanza la melodía al final.