Teatro Teresa Carreño: El espacio de la música, la danza y la ópera en Venezuela

Teatro Teresa Carreño: El espacio de la música, la danza y la ópera en Venezuela

Inaugurado en abril de 1983, el Teatro Teresa Carreño lleva el nombre de una de las artistas más consagradas y emblemáticas de Venezuela. Hoy, el teatro, emplazado en el extremo este del caso central de Caracas y liderado por su director ejecutivo, Irvin Peña, cuenta con una extensa variedad de cuerpos estables, programaciones artísticas, proyectos de formación y educación musical, entre otras iniciativas.

 

por Valentina Salinas

 

María Teresa Gertrudis de Jesús Carreño García (1853 – 1917), consagrada pianista, mezzosoprano, mentora, empresaria artística y compositora venezolana de la segunda mitad del siglo XIX, tuvo una vida que la convirtió en embajadora cultural de su país en los núcleos artísticos más importantes del mundo. De ella se puede decir que fue y sigue siendo un ícono, una fuente de inspiración y una referencia para todos aquellos que se dedican a los oficios relacionados con el arte musical.

 

Formada por el célebre Louis Moreau Gottschalk, debutó como pianista en Nueva York. A los nueve años, después de varios recitales —incluyendo uno notable en Irving Hall en 1862— tuvo la oportunidad de tocar para Abraham Lincoln en la Casa Blanca. Por esos mismos años, fue invitada a tocar con la Orquesta Sinfónica de Boston y la Orquesta Filarmónica de Londres. A principios de su adolescencia, se instaló en París, donde tuvo la oportunidad de conocer a Rossini, Gounod, Ravel, Debussy y Vivier.

 

Teresa Carreño al piano.

 

Gracias a los usos y costumbres del quehacer artístico de la época, se encuentran nombres de este calibre a lo largo de su vida. Las tertulias y conciertos en las casas de personajes influyentes permitían que se formaran verdaderos hervideros culturales. Un ejemplo de esto fue el salón de Madame Erard en París, donde tuvo la oportunidad de tocar con Franz Liszt, quien reconoció el enorme talento de la joven pianista.

 

Su vida fue una saga de giras por el mundo, visitando ciudades de Estados Unidos, su Venezuela natal, África, Australia y Europa, principalmente Francia, Alemania, Italia e Inglaterra. En este último país, conoció a Johannes Brahms y a la cantante de ópera Adelina Patti, un contacto común establecido por Gottschalk, su maestro de piano.

 

Atraída ferozmente por la ópera, Teresa Carreño también desarrolló su carrera como cantante. Motivada por Adelina Patti y Gioacchino Rossini, cantó como mezzosoprano en la colosal Les Huguenots de Giacomo Meyerbeer. Con el ímpetu que la caracterizaba, fundó varias compañías de ópera, aunque algunas de ellas no proliferaron. A los veinte años, regresó al piano y debutó con la Filarmónica de Berlín, dirigida por Kogel, en la Singakademie, donde tuvo un rotundo éxito.

 

Carreño cultivó de manera acérrima el vínculo indisoluble entre el ser músico, la apreciación de la música y la cultura general, que definía la época decimonónica. Era una apasionada de la narrativa, la poesía y la arquitectura. Fue en este período de la historia que la figura del músico comenzó a convertirse en un símbolo intelectual, un fenómeno que más tarde confluye en la premisa del arte por el arte.

 

Tan colosal como lo fue su carrera artística, es el teatro que hoy lleva su nombre, un enorme homenaje para una artista igualmente monumental.

 

 

El Teatro Teresa Carreño

 

El Teatro Teresa Carreño se encuentra en Caracas, Venezuela. Este centro cultural es uno de los más emblemáticos e importantes del país. Se ubica en el extremo este del casco central, colinda con el Parque Los Caobos y está contiguo a los museos de Ciencias y Bellas Artes, lo que lo convierte en un emplazamiento ideal para el núcleo cultural y recreativo de la capital venezolana.

 

Sala Ríos Reyna. Foto: César Martínez

 

El diseño arquitectónico de esta edificación estuvo a cargo de Tomás Lugo, Jesús Sandoval y Dietrich Kunckel, quienes concibieron una estructura moderna, funcional e icónica, inaugurada el 19 de abril de 1983. El Teresa Carreño fue edificado sobre un terreno de 22.586 m² y cuenta con más de 88.000 m² de construcción.

 

El proyecto arquitectónico comenzó a gestarse en 1970, a través de un concurso que recibió un total de 19 equipos participantes con sus respectivas propuestas. El desafío era complejo, ya que se requerían dos auditorios y una sala principal, la cual, hoy en día, tiene una capacidad para 2.367 personas. Otra de las salas destacadas es la Sala José Félix Ribas, inaugurada en 1976, con capacidad para 347 personas y un auditorio semicircular. Esta sala fue sede del Sistema de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles de Venezuela desde su creación en 1975 hasta 2010.

 

Sala José Félix Ribas.

 

Como todo teatro de esta magnitud, el Teresa Carreño debía contar también con talleres, zonas de carga y áreas técnicas. Además, debía albergar a la Orquesta Sinfónica de Venezuela, con sus respectivas áreas de apoyo. Los dos sótanos del edificio albergan espacios para talleres de utilería, carpintería, herrería, peluquería, maquillaje, sastrería, varias salas de ensayo para danza, música y ópera, y almacenamiento de escenografía.

 

Un vistazo a los talleres de realización en el Teatro Teresa Carreño.

 

Tras la adjudicación del proyecto, el equipo de arquitectos realizó varios viajes para encontrar a quienes formarían el equipo de ejecución del teatro. En cuanto a las características acústicas y de diseño, se inspiraron principalmente en salas de conciertos y teatros como el Southbank Centre, la Berlin Philarmonie, el International Congress Centrum, la Bayerische Staatsoper y el Teatro Municipal de Ingolstadt.

 

Estas inspiraciones se reflejaron en la arquitectura brutalista del teatro, que utiliza materiales distintivos como hormigón crudo, acero y vidrio, lo que lo convierte en uno de los ejemplos más representativos de una de las corrientes arquitectónicas más influyentes del siglo XX.

 

Salas y cuerpos estables

 

El Teatro Teresa Carreño cuenta con dos salas principales. La Sala Ríos Reyna lleva su nombre en homenaje a Antonio Ríos Reyna, violinista y presidente de la Orquesta Sinfónica Venezuela, quien fue el responsable de la idea para la construcción del teatro en 1970, pero falleció al año siguiente, antes de ver el teatro terminado.

 

 

Esta sala cuenta con una boca de escena móvil que permite la realización de espectáculos escénicos, principalmente ópera, ballet, musicales y conciertos de música popular. Esta boca de escena también permite adaptar el espacio para conciertos sinfónicos bajo la modalidad de concha acústica. En 2015, se incorporó un sistema de acústica electrónica variable denominado “Constellation”, que adapta la percepción psicoacústica según las necesidades artísticas de cada producción.

 

La Sala Ríos Reyna puede albergar hasta 2.367 espectadores. También posee un foso de orquesta, que extiende la superficie del escenario cuando se encuentra cubierto, y cuenta con una superficie de 900 m² con forma semihexagonal. Su escenario está equipado con un mecanismo hidráulico que incluye cuatro plataformas móviles intercambiables y una plataforma giratoria.

 

Cubos virtuales blancos sobre proyección amarilla, conocida también como «Lluvia», es una de las obras de Jesús Rafael Soto que alberga el teatro. Está compuesta por 160 km de tubos y 64 km de cables.

 

Por otro lado, la Sala José Félix Ribas, que inauguró la primera fase del teatro en 1976, fue bautizada en honor al militar venezolano y prócer de la independencia. El espacio fue inaugurado con un concierto a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil Juan José Landaeta, un ensamble que más tarde se transformaría en El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, creado por José Antonio Abreu en 1975.

 

Aunque su tamaño es más reducido, esta sala fue originalmente pensada para conciertos sinfónicos y de cámara. Con el tiempo, también ha recibido espectáculos de teatro y danza. Su forma semicircular, similar a la de los antiguos teatros griegos, tiene un escenario de 261 m² y una capacidad para albergar a 347 espectadores. Además, el techo, compuesto por triángulos de concreto, presenta la obra Pirámides vibrantes sobre progresión blanca y negra, del artista cinético Jesús Rafael Soto, que cumple una función acústica.

 

Fernando Bujones y Yoko Morishita, en una función de El lago de los cisnes (1982).

 

Otras obras de Soto instaladas en el teatro son Nubes Blancas, ubicada sobre las butacas de la Sala Ríos Reyna, los telones Escritura negra sobre fondo blanco y Teaser (telón cortafuego) y su obra más emblemática: Cubos virtuales blancos sobre proyección amarilla, conocida también como «Lluvia» está compuesta por 160 km de tubos y 64 km de cables. Sin embargo, Soto no es el único artista presente en el teatro. También se pueden encontrar obras de artistas como Pedro Básalo, Harry Abend, Colette Dellozane, Vincenzo Gemito y Erling Oloe, entre otros.

 

Ballet Teresa Carreño para Giselle (1980).

 

Ballet El pájaro de fuego. Foto: Miguel Gracia.

 

Nuevos aires y una compañía lírica

 

La Fundación Teatro Teresa Carreño, creada en 1973, es actualmente dirigida por Gustavo Arreaza Montserrat, presidente de la Junta Reestructuradora de la Fundación Teatro Teresa Carreño (FTTC), mientras que el teatro es dirigido por Irvin Peña Hernández desde 2014.

 

Actualmente, los objetivos que guían la gestión de la FTTC son seis: una reestructuración organizativa y funcional; la preservación y fortalecimiento del patrimonio cultural; planificación estratégica y sostenibilidad; inclusión y acceso cultural; supervisión, coordinación y colaboración interinstitucional; y modernización y reformas.

 

“A través de estos objetivos, buscamos que el Teatro Teresa Carreño continúe siendo un referente cultural y artístico, no solo de Venezuela, sino también de Latinoamérica para el mundo. Reafirmamos nuestro compromiso de trabajar en pro de la excelencia, la sostenibilidad y el acceso inclusivo a este espacio cultural emblemático”, explica Gustavo Arreaza, presidente de la Junta Reestructuradora de la Fundación Teatro Teresa Carreño.

 

Ballet Teatro Teresa Carreño en el Cascanueces (2005).

 

Irvin Peña, director del Teatro Teresa Carreño y quien comenzó su carrera a temprana edad como clarinetista, desarrolló una visión pedagógico-social de la cultura, que materializó en proyectos para acercar la música a los sectores más vulnerables. Por ejemplo, en el marco de una asesoría para el Ministerio de Asuntos Penitenciarios de Venezuela en una rama de El Sistema denominada «Orquestas penitenciarias». Además, diseñó el programa SorMusik, que enseñó música a personas sordas, mejorando notablemente su psicomotricidad y permitiéndoles acceder a la lectura musical.

 

Con esa visión, Peña llegó a la dirección del Teatro Teresa Carreño hace una década. Durante su gestión, se han creado varios cuerpos estables y proyectos artísticos como Teresa Danza Contemporánea (2015), Teresa DanzaKalle (2017), Orquesta de Instrumentos Latinoamericanos “Teresa Carreño (2018) y Ubuntu (2018). Además, se fundó la Compañía de Ópera Teresa Carreño (2022), la Dirección de Música Contemporánea y el Ensamble Contemporáneo de Caracas en 2024.

 

Ópera Teresa Carreño en Pagliacci (2023). Foto: César Martínez.

 

Ópera Teresa Carreño en Pagliacci (2023). Foto: César Martínez.

 

Entre los logros más destacados en su gestión, se encuentra la creación de un Sistema Nacional de Formación de Ballet Juvenil en varios estados venezolanos, y el proyecto piloto Teatro Comunal Teresa Carreño, con sede en Guarenas, que busca desarrollar programas artísticos y sociales a nivel nacional.

 

El teatro también ha firmado acuerdos de cooperación internacional con instituciones como el Ballet Nacional de Cuba, la Fundación Russkiy Mir, el Teatro Bolshoi de Moscú, Dirección General de Ópera y Ballet Estatal de la República de Turquía y, CAF – Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe.

 

Teresa Danza Contemporánea.

 

La gestión interna del teatro ha avanzado, por de pronto, hacia la inclusión y el trabajo con perspectivas de género, lo que ha favorecido una mayor participación de mujeres en su personal. Según un reciente análisis de su departamento de recursos humanos, el 66% de los trabajadores del teatro son mujeres. En cuanto a los cargos directivos y la denominada “nómina de alto nivel”, 23 de 48 de estos puestos en el Teatro Teresa Carreño son ejercidos por mujeres.

 

Más recientemente, otro de los hitos que ha marcado la historia del teatro es la fundación de la Compañía Ópera Teresa Carreño, estrenada en 2022 con una gala inaugural en la que se interpretaron fragmentos de La flauta mágica, Così fan tutte, El barbero de Sevilla y El elixir de amor.

 

Ensamble Contemporáneo.

 

En 2024, se llevó a escena la ópera La traviata, se efectuó el estreno mundial de la ópera Alice del compositor venezolano Ángel Hernández Lovera y el estreno de Sempre Puccini, con la puesta en escena de extractos de las doce óperas del icónico compositor Giacomo Puccini, con la participación de más de 30 solistas de la compañía.

 

La creación de la Compañía de Ópera Teresa Carreño —una de las grandes ambiciones de la artista a la que el teatro le debe su nombre— trajo consigo una nueva etapa de desarrollo para el canto lírico venezolano. Hoy, el equipo que lidera la compañía lo componen Isabel Palacios, directora artística; Elisa Vegas, directora musical; y Miguel Issa, director escénico.

 

El proyecto artístico Ubuntu (2018).

 

La compañía tuvo en sus orígenes una serie de audiciones en las que participaron más de 100 voces, de las cuales se seleccionaron 37 personas provenientes de distintas regiones de Venezuela. Dentro de los objetivos de la compañía está desarrollar, además de la técnica vocal, otros aspectos como la actuación, el movimiento escénico, la dicción, la fonética y los idiomas.

 

Desde su creación, destacan las producciones de Mozart en concierto, L’elisir d’amore, Suor Angelica, Gianni Schicchi, Pagliacci, Cavalleria Rusticana y La traviata. Además de las producciones propias, en 2023 el Teatro Teresa Carreño también fue anfitrión del X Concurso de Canto Lírico Alfredo Hollander, conquistado por la soprano Greilys Bracho.

 

Ciento treinta años separan el nacimiento de Teresa Carreño de la inauguración del teatro que lleva su nombre. A pesar de esta distancia temporal, ambos están unidos por el vínculo de formar músicos, cantantes, bailarines y artistas en todo su espectro. Como dijo alguna vez Teresa Carreño: «Para comprender la música se la debe oír, para amar la música se la debe oír y para creer en la música se la debe oír». Una frase que, más de 100 años después, aún resuena en varios de los programas y proyectos del teatro que le rinde homenaje.