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Estreno mundial de la ópera chilena El Cristo de Elqui

La novedosa composición de Miguel Farías con libreto de Alberto Mayol y puesta en escena de Jorge Lavelli,  es un viaje musical entre rancheras, boleros y música clásica que llega este 09 de junio al Municipal de Santiago.

 
El Cristo de Elqui es una ópera de cuatro actos y un prólogo, es fruto de un largo trabajo de uno de los más radicales compositores chilenos, Miguel Farías, conocido por su ópera Renca, París y Liendres. El libreto, en manos del  sociólogo y ex candidato presidencial Alberto Mayol, está basado en las novelas El arte de la resurrección y La reina Isabel cantaba rancheras del autor nacional Hernán Rivera Letelier.
La puesta en escena de este estreno absoluto, es del reconocido régisseur franco-argentino Jorge Lavelli con dirección musical de Pedro-Pablo Prudencio. El barítono Patricio Sabaté, reconocido por su papel de Fígaro en el Barbero de Sevilla interpretará al Cristo de Elqui, mientras que la mezzosoprano Evelyn Ramírez, famosa por los roles de Leonora Dorini en el Triunfo del honor y por su personaje Sonyetka en Lady Macbeth, entre otros, interpretará en esta producción a la Reina Isabel. Por su parte, la joven soprano Yaritza Véliz, seleccionada del programa Jóvenes Talentos de Royal Opera House en Londres, personificará a Magalena.
“Dirigir una ópera nueva siempre es un desafío, donde se tiene un mundo por descubrir. El hecho que no hayan registros previos tiene su dificultad, pero eso es lo entretenido de los desafíos… Con respecto a la música, mezcla muchos estilos, cada personaje y personalidad tiene tu propio estilo musical, por ejemplo los policías tienen una música muy armónica y correcta, sin disonancias y muy simple. Por otro lado Magalena tiene una música casi impresionista, mientras que los personajes que viven en la locura tiene más disonancias y una tensión que no llega a resolverse. O la Reina Isabel cantando rancheras con la guitarra en mano… Yo creo que cada país, cada institución y los que trabajamos en cultura tenemos la obligación de ayudar, fomentar y trabajar en nuevas creaciones para hacer crecer la cultura, dando espacio a nuevas producciones”.  Comenta el Director Musical Pedro-Pablo Prudencio, sobre la construcción de El Cristo del Elqui y el valor de la creación de nuevas óperas.
Miguel Farías, el compositor de la ópera, adelanta que “en los objetos que construyeRivera Letelier hay mucha musicalidad, mucho humor y dramatismo, y también hay mucha sensibilidad y sensualidad al mismo tiempo. Yo fui super fiel a ese lenguaje de Rivera Letelier, a pesar que sea desde mi lenguaje compositivo, traté de asimilarlos. Hay algunas críticas que han dicho que soy ecléctico, yo creo que no tengo problema en poner música popular como música con sonalidades más complejas. Mis compositores favoritos del siglo XX son Peter Eötvös, George Ligeti, incluso esta ópera puede que tenga una reminiscencia a Prokofiev. Lo que hago yo y me gusta mucho, es que me gusta el concepto de folklore imaginario, porque es como uno crea patrones para asemejarse a un estilo de folklore. Lo que busco transmitir en esta ópera a través del sonido es un contexto narrativo, y también por ejemplo los espacios de personalidad de personajes y situaciones. Se trata de comprender el sonido del desierto y el alma de la pampa, de la que El Cristo de Elqui sería la representación más detallada de las paradojas de un lugar donde puede aparecer un nuevo mesías o donde se puede denunciar la existencia de un loco fanático que gana adeptos”.
Con respecto al libreto, Alberto Mayol comenta “Usamos cuatro pilares, que son la resurrección fallida de Lázaro por parte del Cristo de Elqui en el norte y la muerte de la Reina, que vienen de las novelas Rivera Letelier.  Y lo histórico es la recepción en la Estación Mapocho del Cristo de Elqui con miles de personas y la carta del Cardenal José María Caro diciendo que no es Cristo. Es la historia de esa trayectoria con fracasos y después con un gran éxito y luego con la aparición del orden social que dice esto no puede seguir. Es una reflexión, por un lado, respecto a la historia de Chile, al rol de la Iglesia, pero también es una reflexión sobre la espiritualidad, sobre qué significa creer, qué significa no creer”.
La vestuarista y escenógrafa Graciela Galán comenta que El Cristo de Elqui es un fenómeno que ha sucedido en varias partes del mundo, por lo que “tratamos de hacer algo chileno, pero que a la vez sea universal”.