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El desafío de la creación en el metaverso y las experiencias inmersivas

Circopera, un ejemplo del metaverso en la ópera

El miércoles 7 de septiembre Javier Ibacache, crítico, consultor y programador chileno, inauguró el Ciclo de foros y reuniones digitales de OLA. Revive los momentos de la charla Estado del Arte en el Metaverso y experiencias inmersivas en esta nota.

 

El acelerado proceso de digitalización del sector artístico durante la pandemia abrió nuevos escenarios junto con los cambios en las prácticas y hábitos culturales de las personas.

 

Las experiencias inmersivas y los entornos virtuales envolventes se han posicionado desde 2020 en adelante como un campo en expansión que avanza a paso firme. De manera progresiva, las artes performáticas han ido poniendo a prueba modelos con una favorable respuesta en los públicos. En paralelo, el campo digital evoluciona hacia una nueva fase de Internet que profundiza en las experiencias interactivas, donde el Metaverso se visualiza como un territorio por explorar para diversificar audiencias y lenguajes.

 

Durante el Foro de OLA, Javier Ibacache, conversó con los directores de los teatros sobre estos temas analizando casos relevantes y pasando revista a los análisis y debates surgidos en torno a la temática.

 

¿Cómo sugieres que los teatros de ópera deben avanzar en el lenguaje metaverso y realidades inmersivas?

 

Aunque el Metaverso es aún una promesa en desarrollo con discursos a favor y reparos, pienso que las artes escénicas necesitan poner foco en este campo. Mientras antes lo hagan es menos probable que queden atrapadas en formatos o modelos cerrados.

 

Existe un trabajo ya avanzado gracias a la diversidad de experiencias inmersivas que han surgido en los últimos años, sobre todo tras la pandemia. Estas experiencias buscan generar entornos envolventes para los públicos y algunas de ellas profundizan además en la interacción. Son los mismos principios que priman en el Metaverso. 

 

Los teatros de ópera tienen una oportunidad para alcanzar nuevas audiencias (sobre todo los llamados públicos del mañana que hoy son adolescentes o jóvenes) y probar nuevos formatos. No parece aconsejable impulsar la adaptación literal de lo que ya vienen haciendo, sino explorar en un valor extra para su quehacer. Es una oportunidad para sumar otro perfil de creadores y articular narrativas y formatos innovadores. Lo estamos viendo en proyectos piloto que en el mediano plazo seguramente crecerán. 

 

¿Cuáles son los impedimentos para avanzar en esto para nuestro sector?

 

Es indudable que en un momento de crisis económica, el financiamiento de esta línea de proyectos se vuelve desafiante. Por lo mismo, parece recomendable probar con iniciativas piloto de pequeña escala. 

 

Sin embargo, lo más gravitante son las habilidades o capacidades que requiere la incursión en experiencias inmersivas o contenidos a escala para el Metaverso. La pandemia aceleró la adaptación de las organizaciones culturales a los formatos digitales y muchos teatros abrieron áreas o generaron alianzas para registrar de manera profesional sus producciones o probar suerte en el streaming. Profundizar en este camino requiere algo más de fondo: la transformación de las organizaciones culturales y la revisión o reorientación de sus modelos de gestión. Es algo que se hace necesario en un entorno de cambios tan significativos.   

 

¿Cuáles son las oportunidades para nuestro sector?

 

El Metaverso es una oportunidad para los teatros de ópera para conectar con nuevos públicos, especialmente los nativos digitales o la llamada generación Z que ha sido socializada en la lógica de los videojuegos.

 

También es una oportunidad de posicionamiento de marca si existe una estrategia de largo plazo que aborde todas las dimensiones de este campo. Vinculado a ello es el desarrollo de nuevos modelos de gestión a través de blockchain o NFT. Las artes visuales, la música y los videojuegos tienen un camino avanzado; quizá haya que discutir si es factible adaptar algunas de esas formas de pensar la circulación de contenidos. Ya existen NFT inspirados en figuras de la música clásica y la ópera. Es una discusión que aparecerá tarde o temprano.

 

Crear un Metaverso específico para la ópera no es recomendable en esta etapa, sino colaborar o generar alianzas. Existen experiencias ya avanzadas que ofrecen oportunidades, como Otherland Music, de Chile, o los eventos culturales que se vienen generando en Decentraland.

 

El sector de las artes escénicas se caracteriza por su flexibilidad y capacidad de adaptación, y esto puede ser un factor diferenciador.

 

¿Cómo empezamos?

 

La experiencia que ustedes impulsaron con Opera Lab es un buen referente. También conocer lo que está haciendo el National Theatre de Londres con Immersive Storytelling Studio, o los aprendizajes que derivan del proyecto Dream, de la Royal Shakespeare Company, realizado en 2021.

 

Para ello es fundamental generar laboratorios al interior de las organizaciones que faciliten la colaboración con otras entidades o centros de estudios. Quizá sea el momento de generar alianzas permanentes con centros de formación de diseño de videojuegos. 

 

También parece necesario indagar en otras estrategias de generar narrativas o elaborar un Storytelling: ¿Podemos incorporar a una comunidad de públicos o a un grupo de adolescentes en estos procesos? Lo ideal es impulsar desde ya pilotos de experimentación; trabajar con proyectos de pequeña escala y de bajo presupuesto. 

 

Es clave comenzar a experimentar desde ya para no quedar sometidos a modelos o lenguajes implementados sin considerar las particularidades de este sector. Este es el momento.

 

Sobre el autor

 

 

Javier Ibacache Villalobos es crítico y programador de artes escénicas especializado en proyectos de desarrollo de públicos.

 

Periodista y licenciado en Comunicación Social de la Universidad de Chile. Ha ejercido como crítico de teatro y danza en prensa, radio y televisión, y ha colaborado en publicaciones nacionales e internacionales.

 

Fue impulsor del programa Escuela de Espectadores en Chile (2006-2011); director de Programación y Audiencias del Centro Cultural Gabriela Mistral, GAM, (2010-2016); director de Programación de Espacio DIANA (2016-2018); y jefe de la Unidad de Programación y Públicos del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (2018-2022).

 

Ha sido jurado del Festival Internacional Stgo. a Mil (Chile) y miembro del comité curatorial del Festival Internacional de Buenos Aires, FIBA (Argentina) y de FAE Lima (Perú). Es miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile y docente en programas universitarios de post grado de gestión cultural y formación de públicos en Chile, Argentina y México.

 

Además, es director de la edición para Latinoamérica de la revista Conectando Audiencias; integra el Comité Asesor del I Congreso Internacional de Espectadores de Teatro – Barcelona 2022, y coordina el Seminario Internacional de Desarrollo de Públicos de Cultura UNAM. Actualmente es miembro del comité asesor del Festival Puerto de Ideas y asesor de programación del Festival Quilicura Teatro Juan Radrigán.