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Bajo la Lupa: Entrevista a Chía Patiño

Entrevista con la Regisseur, Directora Ejecutiva y Artística del Teatro Nacional Sucre luego de la presentación de su nueva producción La flauta mágica de los Andes, una cosmovisión andina del clásico de Mozart

Por Ximena Sepúlveda

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Chía Patiño nació en Quito. Estudió composición y piano en la Universidad de Louisville. Recibió una Maestría y un Doctorado en Música con especialidad en Composición de la Universidad de Indiana en Bloomington. Además, tiene una Maestría en Artes con especialidad en Interpretación de las Artes Escénicas del Conservatorio de Cincinnati.

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Dirigió Don Giovanni para el Teatro de la Ópera de Michigan; Carmen, Flauta Mágica, Matrimonio de Fígaro y Porgy y Bess para la Filarmónica Nacional; Tosca, Così fan tutte, The Telephone and Trouble in Tahiti en Dubai y Egipto; además del estreno mundial de la ópera Only the Truth of Gabriela Ortiz, en los Estados Unidos y la ópera mariachi Cruzar de cara a la luna para Houston Grand Opera. Para el Teatro Nacional Sucre ha dirigido Sweeney Todd, Luisa Fernanda, West Side Story, Fausto, Despertar (Spring Awakening), Les Miserables y el estreno mundial de La flauta mágica de los Andes.
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¿Cómo se inició la ópera en el Ecuador?
No existe una investigación profunda, tampoco una tradición tan arraigada como en otros países latinoamericanos. Sin embargo, en su mayoría, lo que si se encuentra son actividades lideradas por músicos comprometidos con el arte lírico.

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A finales del siglo XIX y principios del XX la ópera en Ecuador, sobre todo en Quito y Guayaquil, la presentaban las compañías italianas que visitaban Latinoamérica. Paralelamente, existían destacados compositores ecuatorianos que incursionaron en la ópera, como es el caso de Luis H. Salgado, Pedro Pablo Traversari o Sixto Durán. En su mayoría, sus obras no fueron estrenadas, aunque por fortuna en la actualidad hay grandes esfuerzos por dar vida a las mismas.

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En los años 80 se creó la compañía Amigos de la Ópera con presencia de importantes músicos como Beatriz Parra y Álvaro Manzano, con lo cual empezó la producción nacional, con una primera puesta de La Traviata en el Teatro Nacional Sucre. La Fundación Amigos de la Ópera fue una iniciativa de orden privado que dejó de existir a los pocos años de su creación.

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En 2003 el Teatro Nacional Sucre se reinauguró con Rigoletto, producción invitada de Perú. Con Julio Bueno a la cabeza del Teatro Nacional Sucre se produjeron títulos como Hansel y Gretel, La Serva Padrona, La Flauta Mágica, dirigidos por Javier Andrade; Carmen, Dido y Eneas, dirigidas por Chía Patiño; y La Bohème y Traviata en cooperación con Corea. Se comisionó además Manuela y Bolívar al compositor ecuatoriano Diego Luzuriaga, la cual se estrenó en 2008 bajo la dirección de Álvaro Manzano y Javier Andrade, y en 2009 en una segunda puesta con revisiones y la dirección escénica de Chía Patiño, en Quito y Guayaquil.

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Desde ese año, bajo la dirección artística y ejecutiva de Chía Patiño, la Fundación ha liderado producciones propias donde se destacan títulos como: Sweeney Todd -que se presentó además en Guayaquil, Cuenca y Bogotá-, Elixir dÁmore, Gianni Schicchi y Suor Angelica y La Rondine, dirigidas por Stefano Vizioli; Così fan tutte por Marie King; La verbena de la Paloma y Carmen, dirigida por María Elena Mexia. Además, bajo la dirección escénica de Patiño se encuentran, recientemente, Faust con la dirección musical de Ari Pelto; y La Flauta Mágica de los Andes, una versión andina de la famosa obra de Mozart, con la Orquesta de Instrumentos Andinos y Carmen-Helena Téllez a la cabeza. En Cuenca se destaca también las producciones propias dirigidas por Javier Andrade.
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¿Reciben ayuda del gobierno?
Todas las orquestas pertenecen a la red gubernamental bajo el auspicio del Ministerio de Cultura. A su vez, el Teatro Sucre es un teatro municipal, por lo cual, toda producción recibe ayuda del gobierno directa o indirectamente.
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¿Cuántas óperas presentan por temporada? 
No se puede hablar de temporadas. Los esfuerzos han sido consistentes en los últimos años, pero en su mayoría, se reducen a una producción anual. La meta actual de la Fundación Teatro Nacional Sucre es dos producciones anuales. 
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Al contratar artistas extranjeros, lo hacen por medio de audiciones, servicios de casting, o ¿en qué forma?
En convocatorias abiertas se han recibido audiciones internacionales por video. También, se mantiene contacto con varios managers, pero se busca sobre todo jóvenes artistas emergentes. En su mayoría se aceptan recomendaciones de directores musicales o escénicos, y la última selección se hace en muchos casos por audiciones en video o audio.
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¿Cómo seleccionan las óperas que se van a presentar en la temporada?
En el caso del Teatro Sucre, al tener varios elencos en casa (Coro Mixto Ciudad de Quito, Escuela Lírica, Coro Infantil, Coro Juvenil, entre otros), las óperas se seleccionan considerando las voces que existen casa adentro o en el país, para dar oportunidades a los artistas nacionales e incentivar su crecimiento.
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¿Qué nos puedes contar de los cantantes de ópera ecuatorianos y qué oportunidades tienen?
Los cantantes más destacados de Ecuador se encuentran en el extranjero, pues, como hemos establecido anteriormente, la producción nacional es muy reducida y esporádica. Las oportunidades son muy reducidas para quien quiera dedicarse por completo al arte lírico.
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¿Estos cantantes pueden desarrollarse en el Ecuador o tienen que salir a estudiar en el extranjero?
El camino correcto es salir al extranjero. Encontramos al momento una serie de jóvenes preparándose en Estados Unidos, España, Italia, Hungría, Argentina y Rusia.
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A la juventud ecuatoriana ¿le gusta la ópera o prefieren otro estilo de música?
Al no tener tradición en la ópera la juventud, por fortuna, mantiene la curiosidad necesaria para llegar a las diversas producciones que se presentan en el país. Yo he sido testigo de una enorme asistencia de jóvenes en todas las producciones que hemos presentado. Sin embargo, el núcleo juvenil comprometido con la ópera ya sea en la parte artística o de producción, es muy pequeño y cuenta con muy poco apoyo, lo cual hace aún más loable su compromiso. 
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¿Cuáles son tus planes para los próximos cinco años? 
De manera personal, me parece importantísimo enfocarse en la parte educativa de esta arte, y en general, en las artes musicales y escénicas. Tenemos Conservatorios absolutamente caotizados de los cuales no ha salido un músico sólido en mucho tiempo. Una naciente Universidad de las Artes con una malla curricular no muy clara y no enfocada en música con espacio para el arte lírico. Las universidades privadas han abierto departamentos de música enfocados en Jazz y Producción musical (también con frutos en el campo de jazz, pop, música urbana o independiente). En el área de música clásica o el campo lírico hay un enorme vacío que necesita ser resuelto para apoyar y entrenar al talento nacional, que afortunadamente sí existe y se mantienen en este espacio a pesar del poco apoyo que encuentran, demostrando, además, su compromiso.